Muchos equipos fijan objetivos estratégicos, pero después de unas semanas aparece la duda clave:
¿Estamos avanzando o no?
El problema no suele estar en el objetivo, sino en cómo se mide.
Lo que en un GPS es la ruta, la velocidad y el tiempo de llegada.
Para que los OKRs funcionen, los Key Results deben estar bien definidos.
Este artículo explica cómo construirlos de manera clara, simple y aplicable, siguiendo el enfoque del Método Sokrates.
Dentro del sistema OKR, cada elemento tiene un rol:
Un buen Key Result no describe actividad.
Tampoco tareas o intenciones.
Describe un resultado medible y cómo cambia en el tiempo.
Ese cambio es lo que permite saber si un objetivo progresa.
Y se logra con cinco elementos esenciales que trabajan de manera integrada.
Un Key Result bien definido combina cinco componentes.
Cada uno cumple una función concreta y, juntos, crean una medición clara, verificable y útil para decidir.
El número es el corazón del KR.
Si no tienes una cifra, no tienes un indicador.
Y sin indicador, no hay forma de evaluar avance.
El número responde a la pregunta:
“¿Qué variable concreta muestra que el objetivo progresa?”
Ejemplos frecuentes en pymes:
El avance de un objetivo se ve en un número que cambia.
Es así de simple.
Un Key Result necesita una fecha concreta que marque urgencia y foco.
Sin plazo, las discusiones se vuelven eternas… y el objetivo también.
En el Método Sokrates usamos una fórmula simple:
Desde X → Hasta Y → Antes de Z
Donde:
La fecha convierte ese número en una meta estratégica.
Deja de ser un deseo y se vuelve un compromiso operativo.
Antes de elegir una métrica, pregúntate:
“Si este número sube o baja, ¿el objetivo avanza?”
Si la respuesta es sí → estás definiendo un KR adecuado.
Si la respuesta es “depende” → probablemente estés definiendo ruido.
El KR existe para iluminar el progreso real del objetivo, no para medir cualquier cosa.
Es un indicador de impacto, no de actividad.
Cada KR necesita una persona a cargo de su seguimiento.
No es quien hace todo, sino quien:
Cuando no hay responsable:
Con responsable hay claridad, orden y cadencia semanal.
Y Sokrates trabaja con seguimiento semanal.
Un buen Key Result debe ser:
Palabras como mejorar, potenciar, optimizar o reforzar no comunican nada medible por sí solas.
Ejemplo clásico del Método Sokrates:
Lo concreto ordena.
Lo vago confunde.
Aplicando los cinco elementos, un KR queda así:
“Aumentar la tasa de cierre del 18% al 25% antes del 30/9. Responsable: Mariana.”
En una sola frase:
Ese nivel de claridad facilita el análisis semanal y permite tomar decisiones basadas en datos.
Definir bien un Key Result no es un ejercicio técnico:
es un acto de claridad estratégica.
Cuando sigues estos cinco pasos, tu equipo deja de trabajar con intuición y empieza a trabajar con datos.
Ahí nace el foco.
Ahí se establece el ritmo semanal que sostiene el rumbo.
Un objetivo sin KRs es una intención.
Un objetivo con buenos KRs es un plan en movimiento.
Sigamos avanzando con rumbo.
¿Un Key Result puede cambiar durante el trimestre?
Sí, si se valida que no refleja el avance del objetivo o resulta imposible de medir.
¿Cuántos KRs necesita un objetivo?
Entre 3 y 5. Menos puede dar una visión incompleta; más tiende a dispersar.
¿Los KRs deben ser ambiciosos?
Sí, pero alcanzables.
El Método Sokrates trabaja con “tensión positiva”:
un 70% logrado indica un buen nivel de ambición.
¿Qué diferencia un KR de un KPI?
El KR mide el progreso del objetivo.
El KPI mide el estado general del negocio.